Ser vocero equivale a transformar la mente

ser vocero

No es lo mismo ser un ORADOR que ser un VOCERO. El primero se entrena en el arte de entregar mensajes de manera asertiva, clara y en perfecta armonía para cautivar a sus audiencias, logrando conectar con éstas. El segundo tiene sobre sus hombros la enorme responsabilidad de ser la voz oficial de un colectivo, llamado empresa, organización o grupo de personas, abandonando su postura personal y asumiendo riesgos que pueden costarle «la vida» a sus representados.

Visto así, ser un buen vocero no se aprende en un curso de oratoria; requiere mucho más. Aunque proyectar la voz, controlar la respiración, modular y hablar con buena dicción, ritmo y tono, son elementos importantes a la hora de comunicarse, la formación en vocería tiene implicaciones profundas.

Un tema de mindset: ¡Póngase el traje!

Estando con un candidato presidencial, abogado litigante de oficio en la antesala de una rueda de prensa, le pedí cortésmente que, antes de enfrentarse a la prensa, se retirara la chaqueta que formaba parte de su identidad como jurista. Me respondió con contundencia y agresividad “No me quito la chaqueta, ni me arremango la camisa”.  Esta experiencia me llevó a entender que un buen vocero es aquel que es capaz de asumir su rol, cambiarse el traje cada vez que se requiera y entrar en el rol 100% dispuesto a comunicar. Eso implica una transformación del mindset.

Los entrenamientos de voceros son procesos complejos que implican metodologías específicas en las que intervienen las ciencias aplicadas como la comunicación, la psicología, la neurociencia, la programación neurolingüística, por tan solo mencionar algunas. Disciplinas como el coaching son muy útiles cuando se trata de hurgar, conocer e indagar en la humanidad del entrenado, descubrir sus motivaciones e identificar sus miedos

Preguntar, preguntar y preguntar. Observar y escuchar activamente. De allí que quien entrena tiene la enorme responsabilidad de prepararse para ello y tener la capacidad de generar empatía y confianza. Después de todo, se trata de “desnudar” emocionalmente al cliente y desde allí trabajar con su esencia para lograr el cambio de conducta, que al final se refleja en: presencia, coherencia cognitivo-corporal y una perfecta armonía entre lo que dice y lo que se hace.

Atención plena al cuerpo

Sin autoconocimiento profundo del propio cuerpo como herramienta primaria para influir en la conducta de otros, no se puede ser un vocero competente. Es importante entender que todo lo que pensamos genera una reacción emocional que se expresa en un movimiento físico, según lo plantea la PNL. De allí que desarrollar coherencia entre lo que se piensa, se siente y se hace, sea esencial.

No basta diseñar un buen mensaje

Diseñar un buen mensaje es, sin duda, medular en el proceso de formar voceros. Pero lo es aún más intervenir el sistema de creencias del prospecto y hacerle consciente de cómo éstas se expresan en su cuerpo.

Desarrollar habilidades en el arte de vocería pasa por diseñar dinámicas para disminuir la reacción a los estímulos (inconsciente-automático) y aumentar la respuesta (conciencia-reflexión) de los participantes. 

Al animar a nuestros voceros a ejecutar dinámicas para observarse, darse cuenta de su desempeño corporal a la hora de hablar, logramos que conecten con sus creencias, sus propias limitaciones, sus inseguridades, sus miedos. Desde allí pueden ver cómo sus emociones no conscientes toman el propio cuerpo quitándole fuerza al mensaje que desean transmitir.

Al mostrarle a cada participante su desempeño cotidiano, por ejemplo, la forma de sentarse, de gesticular y hablar, empieza un proceso de auto-transformación que se incorpora rápidamente a la conducta, permitiendo detectar áreas de mejora que derivan en una nueva habilidad, la cual, claro está, se perfeccionará con la práctica.

En conclusión, la clave para ser un buen vocero pasa por la transformación de nuestro sistema de creencias, el desarrollo de la inteligencia emocional y el entrenamiento del cuerpo para lograr coherencia entre lo que pensamos, sentimos y expresamos verbal y gestualmente y un conocimiento exhaustivo de la organización o empresa para la cual trabajamos.

En Sinergia Iberonet nos dedicamos con pasión a este arte de entrenar voceros, crecemos con nuestros clientes y estamos felices de transformar vidas.

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