“Palabra” y “Gesto”, dos poderosos factores para transformar y empoderar nuestra comunicación personal.

Si somos conscientes de la importancia del lenguaje, y, en consecuencia, de las palabras que pronunciamos en nuestro mundo de coordinaciones y agregamos a este la contundencia del gesto y la corporalidad, estaremos avanzando en la meta de ser más efectivos en nuestra comunicación interpersonal y las conversaciones difíciles.

Reflexionaba sobre esto mientras escuchaba una conferencia de Esteban Reyes de StartCoaching, sobre el poder oculto de la palabra y cómo transformamos el mundo y generamos cambio a través de ella. Esta es la pregunta que quiero responder para ustedes ¿Qué  tiene más peso en una conversación: ¿Lo verbal o lo gestual?

El lenguaje verbal es fundamental para sostener una comunicación interpersonal que genere  acciones, mientras la corporalidad transmite sentimientos y emociones. Ambas, junto a otros factores que ya he expuesto en artículos anteriores, forma parte de un complejo sistema en el que todo se conjuga para lograr una comunicación 360º. Esto es, una comunicación capaz de impactar con fuerza, motivar, integrar, persuadir y potenciar la colaboración entre grupos de individuos, lo  que al final se traduce en progreso.

El  progreso no podría darse sin conversaciones poderosas. El autor Yuval Noah Harari, lo expone muy bien en la obra Sapiens al hablar  sobre la revolución cognitiva y el árbol del saber, según lo cual  la aparición de nuevas maneras de pensar y comunicarse entre 70.000 y 30.000 años generó un nuevo lenguaje que nos ha permitido conquistar el mundo hasta llevarlo a niveles tan poderosos como los que ahora presenciamos.

Mark Pagel refuerza el planteamiento de Harari en una charla de TED. Pagel menciona cómo los seres humanos desarrollaron el lenguaje como una tecnología social que facilitó la capacidad  de nuestros ancestros más remotos para transmitir el aprendizaje social, colaborar con otros y coordinar actividades para satisfacer necesidades. Sabiendo esto, es obvio que sin el lenguaje los seres humanos no habríamos sido capaces de desarrollarnos como sociedad y probablemente tampoco como individuos.

Pagel y Harari señalan que, a través del lenguaje, los Homo Sapiens pudieron generar un sistema de creencias y ficciones que derivaron en una imaginación colectiva, un sistema que permitió la unión de muchos y la colaboración social a gran escala dando paso al desarrollo del mundo tal como lo percibimos hasta hoy.

Conversaciones poderosas

No obstante, la intención de expresarnos desde la palabra no basta. Comunicar sin propósito es como ir en auto sin rumbo fijo y aunque nuestro día está lleno de conversaciones con otros, esto no quiere decir que estemos más comunicados ni que seamos más eficientes al transmitir nuestros deseos y necesidades. De hecho, los grandes problemas de la humanidad, tienen que ver con la incapacidad de conectar, empatizar, generar acuerdos ¡y todos estos son procesos de comunicación! 

Si entendemos que la palabra administrada con propósito puede estar al servicio de nuestros objetivos más elevados y que esta nos agrega valor, nos da direccionalidad y nos empodera, entonces comenzaremos a prestarle verdadera atención. Más allá de aprender el arte de la oratoria, esencial para cualquier líder, es importante desarrollar un sentido de identidad, de quienes somos, qué hacemos y verbalizarlo o ponerlo por escrito. La fuerza de la palabra nos permite recrear nuestras metas y objetivos y convencer a otros para que nos acompañen en el proceso. 

La invitación es a preguntarnos ¿Cómo podemos tener más y mejores conversaciones? ¿Cómo podemos podemos dominar el arte del buen conversar y transformar nuestros mundos a través de la palabra?. Aquí algunas claves.

El Arte de hacer preguntas para generar reflexión.

En el lenguaje, hay un recurso importante que podemos poner en práctica; preguntar. Se que esta afirmación puede sonar cuestionable y tal vez demasiado sencilla, pero hay mucho más. Las preguntas nos mueven de nuestro espacio o zona de confort por una razón muy simple: cuando hacemos preguntas abrimos la mente a otros puntos de vista. La reflexión antecede a la innovación, la cual representa al cambio que somos capaces de realizar en nuestro entorno.

Así que te invito a hacerte esta pregunta: Al conversar y comunicarme con otros; ¿Qué proyecto? ¿Soy consciente de ello? ¿Es eso lo que quiero proyectar?, ¿Cómo me relaciono en las conversaciones cotidianas? ¿De qué hablo? ¿Cuáles son las reacciones más comunes en mis interacciones? Regálate un momento para reflexionar sobre esto.

Coloca tus metas en palabras: Diseña tus mensajes

Las palabras son instrumentos para organizar y materializar nuestras ideas, las cuales generan pensamientos que a su vez generan acciones de ahí que sea esencial, diseñar mensajes poderosos usando terminología y códigos visuales que conecten con las audiencias que pretendemos influenciar, entendiendo por esto, aquellas personas con quienes nos interesa vincularnos de manera genuina.

Hay metodologías específicas para esto y aunque parece una tarea sencilla, requiere un profundo conocimiento personal, un ejercicio de autoreflexión y una preparación cuyo resultado final será una mayor asertividad en nuestras comunicaciones.

Todo Comunica 

Recuerda siempre que a medida que hagas más conscientes tus procesos de comunicación, le ganarás terreno a lo imprevisto y será mejoraras tu efectividad. La palabra, el gesto, el movimiento corporal y una serie de factores como la proximidad, la forma en que nos vestimos, el contexto, también los valores, los olores, todo es importante cuando queremos impactar. 

La próxima vez que pronuncies un ¡Hola! prueba a acompañarlo con una sonrisa agradecida que invita a la sana interacción, un leve toque y un tono amable y sincero. Descubrirás, si es que ya no lo sabes, cómo se potencia tu poder personal. Recibe un abrazo.

Si necesitas profundizar en esto, estoy a un click de distancia por esta vía y en redes.

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