De usuario tecnológico a emprendedor digital ¿Estás listo para reinventarte?

Dicen que después de la tormenta viene la calma y que el ser humano tiene la grandiosa capacidad de adaptarse a las situaciones más complejas que plantea la vida planetaria. Si no lo hace simplemente “desaparece”; y si lo hace, evoluciona. Las pruebas de esto están a la orden del día.

La aceleración que trajo consigo la pandemia creó un contexto pleno de nuevos desafíos y exigencias para toda la sociedad. Una de las más prioritarias y urgentes es la relacionada con el desarrollo de las competencias digitales del recurso humano empresarial, así como de los profesionales independientes.

Si bien los sectores industriales, comercio electrónico, alimentación, académico, financiero y de salud, reaccionaron con proactividad ante las restricciones de la pandemia reinventándose y rediseñando procesos, muchas pequeñas y medianas empresas y también profesionales independientes, no han reaccionado con igual velocidad, quedándose rezagados y experimentando una fuerte resistencia al cambio.

LAS BARRERAS DE LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL

Diversos estudios del mercado español (a mi juicio el que más cifras aporta) señalan que el desarrollo de competencias tecnológicas del recurso humano en este país, no ha ido a la par del crecimiento de la demanda de este tipo de profesionales por parte del sector productivo. De allí que están surgiendo muchas iniciativas que intentan paliar esta situación. Esta tendencia pareciera replicarse en Latinoamérica.

En nuestra era, la falta de formación tecnológica de los profesionales es una barrera que impide acelerar su transformación digital y salir reforzados de la crisis. Las empresas cada vez más solicitarán la competencia tecnológica como un nuevo requisito laboral y cada vez más los profesionales tendrán que enfrentarse a un mundo más competitivo y voraz para captar la atención y lograr la preferencia de sus públicos.

“El estudio de ‘Empleabilidad y Talento Digital 2020’ elaborado por la Universidad Autónoma de Madrid y la Fundación VASS, ha explicado en voz de su director y responsable del estudio, Antonio Rueda,  que “no poder contratar personal con habilidades tecnológicas implica perder oportunidades de crear empleo y, por tanto, oportunidades de negocio que acaban afectando a la economía nacional y, más cuando el peso de la economía digital, siendo ya importante, tenderá a serlo cada vez más en los próximos años”.

 LA BRECHA DIGITAL AUTOIMPUESTA…

Hablemos del mundo de los profesionales independientes: Muchos maestros, profesores, psicólogos, ingenieros, coaches, profesionales de todos los ramos, una vez superadas las primeras fases de negación de la crisis han sido capaces de transformar sus modelos de negocio y crear plataformas interactivas a través de internet incrementando de manera exponencial su impacto en audiencias a nivel global a través de una poderosa oferta de servicios.

Estos profesionales no solo usan redes sociales de manera magistral y están a la vanguardia de las tendencias que suceden momento a momento, sino que trabajan en la red a dedicación exclusiva, generando verdaderos ecosistemas de negocios altamente rentables y supremamente poderosos, por el impacto y alcance sobre sus audiencias. Son los transformados digitales y lideran el entorno empresarial virtual.

Pero como en todo, existe una contraparte, la denominada “brecha digital” entendida esta como la diferencia entre aquellos que tienen acceso a las tecnologías de la información y el mundo digital y aquellos que no. 

El reporte 2020 de Datareportal en asociación con Statistas, Globalwebindex: GSMA, “We Are Social” y Hootsuite, evidenció que, a nivel global, 4.500 millones de personas tienen acceso a Internet, lo que constituye un 59% de la población mundial, en contraposición, alrededor de 3.200 millones de personas no tienen acceso a Internet en el mundo.

Las razones de la exclusión de una buena parte de la población de la red, genera una discriminación social importante cuyas razones e implicaciones no abordaremos aquí, pero que es un problema real que los gobiernos están llamados a suplir pues atenta contra el desarrollo de los pueblos y la igualdad social.

Nos interesa más ocuparnos de  los autoexcluidos, que también forman parte de esa brecha digital y es sobre quienes queremos poner el foco. Son los profesionales que experimentan resistencia al cambio y se sienten incapaces de escalar sus negocios y trabajos a la nube, por miedo a los nuevos desafíos que plantea el mundo virtual.

Estos profesionales le temen a lo desconocido y no están dispuestos a mostrarse y fallar.

Son inmigrantes digitales, usuarios de la tecnología que de pronto se han visto «empujados» a incursionar en el mundo digital por exigencias laborales sin contar con la formación adecuada. 

Para estos profesionales el primer paso al cambio empieza por transformar la mentalidad y actitud frente a los retos de la era digital. ¿Cómo se hace? 

En Sinergia estamos ganados a la idea de que el primer paso es reconocer dónde estamos, y, a partir de allí, definir  hacia dónde queremos ir. Hacernos cargo de nuestros espacios de ignorancia y buscar apoyo profesional para acompañar nuestro proceso de escalada profesional es una decisión inteligente. ¿Quién dijo que se debe hacer solo? Los grandes emprendimientos que estamos viendo en la red involucran equipos profesionales que colocan al servicio de un proyecto su creatividad y desempeño. Hacer equipo con otros profesionales es el comienzo del cambio de nivel.

¿Y tú, eres un emprendedor digital?

En términos bastante simples, la transformación digital consiste en las nuevas oportunidades de negocios que han surgido con la aparición de las tecnologías. Va mucho más allá del simple uso de redes sociales e implica crear un ecosistema que integre las herramientas digitales (redes sociales, apps, ciberseguridad, etc) con lo presencial, a través de innovadoras y creativas formas de comunicar.

Para un profesional independiente o un emprendedor, la transformación digital implica una forma de hacer su trabajo diferente. Una reinvención de la forma de generar ingresos a través de soluciones creativas innovadoras y que suplan las verdaderas necesidades de sus clientes potenciales.

A las habilidades propias de la comunicación como el arte de hablar en público, la adecuada gestión de la comunicación no verbal y la gerencia emocional, se unen la gerencia de riesgos y la competencia en el uso de las plataformas tecnológicas. ¡Vaya entramado!

¿EN QUÉ FASE TE ENCUENTRAS?

Andreas Kaplan, director de marketing de la renombrada escuela de negocios europea ESCP Business School define tres ciclos en el proceso de la digitalización. Estos nos pueden ayudar a ubicarnos en un rango de acción:

  1. La competencia digital. Se refiere a quienes poseen las competencias básicas de las tecnologías de interacción primaria. Por este proceso ha pasado más del 60% de la población mundial. Quienes se ubican en esta etapa son los “bachilleres” del pasado, el equivalente a saber leer y escribir.
  2. El uso digital. Usamos la tecnología para “facilitar la vida cotidiana”. Participamos en los sectores educativo, productivo, gobiernos, administrativo, entre otros para gestionar trámites y tareas, siendo este uso complementario. Nos apoyamos en la tecnología, más no dependemos de ella para generar ingresos ni hacer vida empresarial o social en la misma.
  3. La transformación digital. Se da cuando logramos transformar nuestra mentalidad y ponemos nuestra disposición y creatividad al servicio de otros. Generamos nuevos esquemas de negocios que integran lo mejor de cada herramienta y cada plataforma. Usamos el “onmicanal” y diseñamos una estrategia de intervención para crear experiencias a una comunidad colaborativa de usuarios cuya vida es impactada y mejorada por nuestras soluciones.

En conclusión, la TRANSFORMACIÓN TECNOLÓGICA a la que están llamados los profesionales de hoy requiere entender en qué estadio del ciclo de uso de la tecnología nos encontramos, una actitud valiente para aprender nuevas formas de accionar, una superación de los límites propios provenientes de nuestros sistemas de creencias y una renovación de la mentalidad de emprendimiento. Dar el salto cuántico es el desafío ¿te atreves?

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